El mate sudamericano, una infusión con una historia ya vieja en Líbano
El vapor del agua caliente se eleva desde la calabaza llena de yerba mate y Wisam al Halabi bebe un sorbo con la bombilla, sentado en la ladera de una montaña libanesa, donde la infusión sudamericana ya se ha convertido en una tradición local.
Una imagen tradicional de la región, pero en el Líbano: preparar un mate. Foto: AFP |
ARUK
AFP mié mar 12 2014 04:02
El vapor del agua caliente
se eleva desde la calabaza llena de yerba mate y Wisam al Halabi bebe
un sorbo con la bombilla, sentado en la ladera de una montaña
libanesa, donde la infusión sudamericana ya se ha convertido en una
tradición local.
Desde hace ya más de un siglo, los habitantes del
lugar han disfrutado de esta infusión ligeramente amarga, a la que
llaman "yer-bah mah-tay".
La bebida es especialmente
popular entre los practicantes de la fe drusa, cuya doctrina es casi
secreta, dispersos en toda la región del Levante, en el Mediterráneo
oriental, sobre todo en Líbano y Siria.
"Es originaria de
Argentina y se nos dice que llegó aquí hace 'cientos' de años,
traída por inmigrantes libaneses que regresaban desde allí",
dice Samah Halawi, un jeque druso.
América Latina se convirtió
en uno de los destinos principales para los emigrantes económicos
del Levante, sobre todo durante el siglo XIX, y aún existe una gran
comunidad de sus descendientes, tanto en Argentina como en otros
países de la región.
Halawi luce turbante de punto blanco,
bigotes gruesos, y los pantalones plisados sherwal (de algodón)
sueltos, que son el atuendo tradicional de la clase religiosa en la
comunidad drusa.
Para él, la calabaza, la yerba mate y la
bombilla de plata (bahm-bee-Zha), para beber la infusión, son tan
tradicionales como su vestimenta.
"El mate es algo muy
tradicional aquí, algo con lo que que hemos crecido, y hemos
aprendido a beberlo en nuestra familia (...). Es una bebida social.
Con los muchachos nos reunimos para beberla juntos, en grupo",
explica.
Cruza las líneas de combate en Siria
La yerba mate proviene de
las hojas de un árbol de gran talla, el Ilex paraguariensis, que
crece de manera silvestre o es cultivado desde hace siglos en
regiones tropicales de América del Sur.
Es particularmente
popular en el sur de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, siendo
este último país el que domina las exportaciones de yerba mate a
Líbano y la vecina Siria.
En 2012, Argentina exportó casi
1.500 toneladas de yerba sólo a Líbano, por lo que es el tercer
mayor mercado para el país sudamericano, según datos del
International Trade Centre, agencia de las Naciones Unidas, y el
World Trade Centre.
Siria, con una población cinco veces
mayor que la de Líbano, es el mayor comprador de la yerba argentina,
de la que importó más de 24.000 toneladas en 2012.
La
popularidad de la bebida no se ha visto en nada afectada por el
conflicto que vive actualmente el país e inclusive cruza las líneas
de combate. Tanto miembros de las tropas del régimen como los
combatientes rebeldes beben habitualmente la infusión.
Para
Halabi, quien trabaja en un hotel en el bucólico entorno montañoso
de la ciudad de Baruk, en el centro de Líbano, el mate es tan
necesario como el café o el té. Por lo que al mediodía para él es
normal hacer una pausa para beberlo.
"Por lo general,
si sé que mis amigos se encuentran por la zona, los llamo para
decirles que estoy preparando un mate. Ellos vienen y lo bebemos
juntos".
Por la tarde, Halabi se sienta junto a sus
amigos alrededor de una fogata rodeada por unos ladrillos que
sostienen el recipiente para calentar el agua y, mientras se reparten
galletas y panecillos dulces, hablan de sus marcas preferidas de
yerba mate y de los beneficios de esta bebida para la salud.
Por
ejemplo, Halabi y algunos de sus amigos prefieren la marca argentina
Amanda, puesto que tiene un sabor suave y se puede beber tanto con
como sin azúcar.
Halabi recomienda el mate amargo para
ayudar a la digestión tras la comida, e insiste en que la bebida
también ayuda a "limpiar los riñones".
Otra
habitante de Baruk, Ghada al Halawi, prefiere tomar mate por las
mañanas, en el desayuno, en lugar de café o té.
"¡Sentimos
como que no nos despertamos hasta que lo bebemos!", dice con una
sonrisa, y afirma que lo bebe tanto dulce como amargo, en el
recipiente tradicional que fabrica en forma casera con la cáscara de
calabacín.
También posee un mate de cerámica en el que prepara
la infusión con leche en lugar de agua, puesto que la calabaza
vegetal le cambia el sabor, según ella.
'Noches de Mate-karaoke
Wisam Hamdan, quien
también creció bebiendo mate en su pueblo, decidió llevar la
bebida sudamericana a un público más amplio.
En 2005,
abrió un restaurante en el pintoresco pueblo de montaña de Aley,
cerca de Beirut, al que bautizó 'The mate factory'.
"Un
gran porcentaje de nuestros clientes son personas que quieren
probarlo, porque es algo popular sólo en ciertas regiones en
Líbano", dijo a la AFP.
Hamdam importa unas cinco
toneladas de yerba al año desde Argentina, y mezclando sus hojas
preferidas propone a sus clientes una "versión clásica" u
otras innovadoras, como el mate con gusto a melocotón o limón.
Por
algo menos de 7 dólares estadounidenses (unos 5 euros), sus clientes
reciben una bandeja con todo lo necesario: el mate con su yerba,
bombilla, agua caliente y bocadillos para acompañarlo.
Hamdan
afirma que la fórmula ha sido todo un éxito y que los fines de
semana también ofrece 'noches de mate-karaoke', durante las que
sirve cócteles en los que mezcla la infusión con bebidas
alcohólicas.
Pero estas innovaciones están muy alejadas del
ritual observado en casa de Ghada. A ella le gusta servir la infusión
acompañada de higos secos, pasas y nueces, aperitivos tradicionales
de la zona. Sin embargo, añade, los chips y galletas también se han
vuelto comunes a la hora del mate.
Entre cada uno de los
bebedores, ella limpia la bombilla con trozos de corteza de limón,
lo que le brinda un ligero sabor.
La bebida se disfruta mejor con
las visitas, dice, y comienza a calentar agua tan pronto como éstas
llegan a su casa, cercana a un bosque de cedros de Líbano.
"Cuando
alguien viene a tu casa, tienes que prepararle un mate",
insiste. "Si no se lo ofreces, es como que si no le hubieses
brindado absolutamente nada", añade.
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