quinta-feira, 15 de agosto de 2013

Era Blattodea




¡Cuando maten la selva, tendremos epidemias,
catástrofes globales,
microbios y alimañas amazónicas
u oriundas de Borneo,
medrando entre nosotros!

¡Cuando todos los campos
estén bajo el poder de las corporaciones;
cuando no queden pueblos milenarios
que protejan la tierra,
y hacia el orbe se extienda lo que en la Araucanía
roe el fuego voraz de los magnates;

cuando no haya Mapuches ni Xavantes
frente a las Caterpillar destructoras,
y en Chiapas los “ezetas” de la estirpe Quiché,
envueltos en misterio se evaporen,
junto a su herencia Maya,
ni crucen los camellos el Magreb calcinante,
cargados con la sal de los Tuareg viajeros;
cuando no haya intifadas en Cisjordania, y muera
el último rebelde del pueblo palestino
en el gueto de Gaza;

cuando en Maalula callen, los fantoches sicarios,
la voz de los que aun saben hablar en arameo;
cuando a “Occupy Wall Street” lo desocupen
los dueños de Wall Street y de los bancos,
entonces vendrá el fin...!

¡Babel de maquinarias esparcidas
entre escombros y hollín, hechas chatarra;
metrópolis fantasmas, en la niebla de gases radiactivos,
tomadas por asalto, cuando los blatodeos y su especie
por su salud se impongan,
al ciego creador de mitos y de dioses:
caínico, mortal, frankisteniano!

¡Este planeta azul, que nos dio todo,
como una gran pupila en el espacio
parpadeará feliz cuando no estemos;
absorto en su nirvana de vacuidad esférica
esperará otro ciclo de actividad tectónica,
que engendre nuevas formas de vida inteligente,
quizá con más poesía y menos técnica,
y otra noción del tiempo
y de cómo medirlo y compartir las cosas!


Darío Garcia


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